El cine, a veces como la vida misma...

Voy a hablar, en este artículo, de cine… y más concretamente, de la dificultad de interpretar un papel. Recuerdo que de adolescente, pensaba que eso de actuar no debía de ser muy difícil, total…  “solo se trataba de poner caras y estudiarse un guión”… Desde luego, que equivocado estaba...

Luego, cuando estudié Publicidad, me tocó actuar en algunos cortos y trabajos para clase… eran secuencias de unos pocos minutos, pero vaya ¡que difícil era! Desde luego, era en esos momentos cuando te dabas cuenta de la enorme dificultad de hacer tuyo un personaje… algo al alcance, sin duda, de unos poco elegidos…

Digo todo esto, porque hay veces, que lo que ves en la pantalla, te parece tan real, que te cuesta pensar que son solo unos actores interpretando unos papeles. Por ejemplo, recuerdo ahora, una escena de “Antes del amanecer” (1995), de Richard Linklater... les pongo en situación;

Un joven periodista norteamericano y una estudiante francesa se conocen casualmente en el tren Budapest-París, y entablan conversación. A raíz de esto, ambos se embarcan en una expedición por Viena, y acaban en una tienda de viejos discos. No deja de ser la clásica y muy manida historia de chico conoce a chica, y ya saben todo lo demás…

Pero lo cierto, es que después de revisar otra vez la escena que les pongo a continuación, me cuesta creer que de verdad, los actores del film (unos jóvenes Ethan Hawke y Julie Delpy), no sintieran nada el uno por el otro. Creo que esta escena debe de ser la definición más cercana a ese difuso concepto,  extremadamente difícil de explicar,  “de tener química con alguien”. En fin, juzguen ustedes mismos;